Aprendiendo Naturalmente por Kathleen McCurdy
Si uno piensa que la ciencia es algo misteriosa y solamente comprensible para los científicos y los de mayor inteligencia que dedican su vida a las investigaciones, quizás se va a sentir poco preparado para la tarea de educar a sus hijos. Pero debemos comprender que lo llamado ciencia es solamente el estudio en cuanto a la vida misma y de las maravillas que encontramos en el mundo de nuestra existencia. Para comprender la ciencia es necesario observar, y tomarse el tiempo para percibir los detalles. Y más que nada, uno necesita tiempo para pensar en cuanto a lo observado. Como hemos notado, los niños educados en casa tienen el tiempo para hacer estas observaciones. Y se les nota, cuando entran en competición con los demás.
Cuando Jesse tenía seis años, le encantaba jugar en el agua cuando tomaba el baño. Hacía experimentos con tazas y pajas y otros juguetes del baño. Una vez, cuando era tiempo de salir a vestirse porque mamá tenía que salir al centro, seguía jugando–hasta que le saqué el tapón para que se quedara sin agua. Algunos minutos después, cuando llegué a vestirlo, estaba allí todavía sentado en el baño vacío, pensando. “Mamá ¿por qué, cuando sale el agua, parece un embudo?”
No me quedaba tiempo para ir a buscar la respuesta en la enciclopedia, y no me sentía muy segura del concepto, pero mientras se ponía la ropa conversamos en cuanto a la rotación de la tierra, lo que hace salir y ponerse el sol. Recordamos otros ejemplos de “embudos”, los torbellinos y los huracanes. Le conté que en el hemisferio norte el agua y los vientos giran a la derecha mientras que en el hemisferio sur giran a la izquierda. Finalmente decidimos que la rotación del agua tenía que ver con la rotación de la tierra.
Más tarde cuando tuve el tiempo, encontré un artículo que trataba de este tema y leí que se llama la fuerza de coriolis, y nuestro razonamiento había sido correcto. Lo interesante es que todos han estudiado en cuanto a ello en el colegio. Se puede encontrar el tema en la mayoría de los textos que tratan de ciencias naturales—y a casi todos se nos olvidó. Pero un día cuando Jesse alcanzó los 12 años de edad, se le ocurrió un experimento. Llenó una botella plástica con agua. Luego puso una vacía de tal manera que los dos orificios estaban unidos con cinta adhesiva. Volcándolo para que el agua pasara de arriba abajo, le dio unas vueltas y me llamó. “¡Mira, mamá! ¡La fuerza de coriolis!” Aunque apenas habíamos tocado en el tema una sola vez a la edad de 6 años, todavía lo recordaba. Eso es porque se trataba de su pregunta, de lo que él quería saber, y por lo tanto nunca lo olvidó
Ciencia de modo natural. Cuando el niño aprende mediante una serie de preguntas que él hace en atención a lo observado, y si los padres le ayudan en su búsqueda de las respuestas, habrá un mayor aprendizaje y comprensión de lo estudiado. Una gran cantidad de discusión, el razonamiento de causa y efecto, experimentando y también leyendo las observaciones y los descubrimientos de otros investigadores—todo esto es de gran ayuda para el niño en la comprensión de la ciencia.
Como todo lo demás, la ciencia será comprensible cuando es presentada desde el punto de vista del niño. Pero los textos no presentan ese punto de vista. Por ejemplo, una presentación en cuanto a la biología suele comenzar con el tema de átomos y moléculas, luego proceder a los unicelulares, la genética y finalmente llega al estudio de la vida de plantas y animales. El niño, en cambio, notará primero una flor, digamos. Después observaría sus diferentes partes, y eventualmente se preguntaría algo en cuanto a lo que le da la vida (fotosíntesis, etc.). Podría llegar hasta interesarse en la genética y las células, de esa manera cubriéndolo todo pero en su orden y no la del libro o del profesor.
Resultará difícil para los padres el uso normal de los libros de texto, pero pueden ser útiles cuando se los usa en forma de referencia. Cuando Jesse me mostró un cangrejito del río y anunció que era ahora su mascota, la próxima pregunta fue ¿Qué le doy para comer? En un texto de zoología, curso superior, encontré 12 páginas sobre el tema de los cangrejos, inclusive lo que comen. (Suerte mía, esa noche el gato se lo comió. ¡Y así también descubrimos qué comen los gatos!)
Biología. Este tema es simplemente una continuación del estudio de la naturaleza. Notando la gran variedad de plantas y animales, los niños se interesarán en clasificarlos, primero entre animal o vegetal, y después entre mamíferos o reptiles; o si se trata de plantas, las diferencias que existen entre helechos y los hongos, por ejemplo. Quizás con un microscopio usado y un poco de ayuda para aprender a usarlo, podrán observar microorganismos en agua lacustre, o el ala de una mosca, o un pelo de la cabeza. Faltando el microscopio, se aprende usando sólo una lupa: el polen en los estambres de una flor, los pelos en la pata de algún bicho, las escamas de colores en alas de la mariposa, o la cara de una langosta en el prado.
Se puede coleccionar hongos y helechos, ponerlos cuidadosamente sobre papeles claros por algunas horas y luego de levantarlas, observar el hermoso diseño de las esporas dejado en el papel, cada variedad produciendo distintas formas y colores. Es fascinante para un niño observar un nido de hormigas o una colonia de abejas; inclusive hay instrucciones para construir un hormiguero “visible”. Se pueden hacer experimentos con moho (pan remojado al aire libre por algunos días; frutas y otras sustancias produciendo distintos colores de moho), la reproducción y la metamorfosis de insectos y moluscos, experimentando con plantas para lograr hibridación–en fin, no hay límites a lo que se puede investigar y aprender en la misma casa y su entorno.
La química. Esta ciencia estudia los elementos que componen la tierra. ¿Por qué pesa más una piedra de cuarzo comparado con una piedra pómez? ¿Cuáles son las piedras más pesadas en el patio? Cuidado, mamá; la próxima pregunta será ¿por qué? (¿Dónde dejé mi tabla de los elementos?) Se necesita libros para aprender, pero primero se necesitan preguntas. Si los padres se hacen curiosos, los niños seguirán su ejemplo. ¿Qué pasa cuando se hierve el agua, o se congela? ¿Se puede encontrar otros elementos en los estados de sólido, líquido y gaseoso? Es importante dejar que el niño lo pruebe, y no siempre estar diciéndole las cosas.
Se sugiere también experimentos de combinación de los elementos. Hay que tener cuidado, porque algunas combinaciones pueden ser peligrosas. Siga las direcciones de algún libro, si no se siente capaz en este sentido. Se puede hacer muchos experimentos con soda y vinagre. Algunas hojas de repollo colorado hervidos producen un líquido que sirve como agente reactivo para demostrar si una sustancia es ácido o alcalina, puesto que si se mezcla con un ácido (jugo de limón) el líquido se pone de un color, y el alcalino (cloro, por ejemplo) de otro. No digo los colores porque es mejor crear la curiosidad… .
En el hogar se puede encontrar cantidad de materias químicas: en la cocina, la lavandería, y relacionados con la limpieza. Leyendo los ingredientes y buscándolos en el diccionario sería interesante. Y no olvidar los recursos de la biblioteca, donde puede haber libros interesantes sobre el tema. Yo siempre buscaba los libros con mejores ilustraciones y dibujos, puesto que ellos ayudan a la comprensión del tema y algunos de mis hijos solían sólo mirar a los dibujos, sin leerlos, y aun así aprendían.
La física. Esta parte de la ciencia es fácilmente la más interesante—si no cargamos al niño con fórmulas y detalles antes de interesarse en ello. Ejemplos físicos están por todos lados y nos rodean, esperando que se les note y observe. Ejemplares de las seis máquinas simples, tales como la rueda, la polea y la palanca se usan en varias combinaciones para las máquinas compuestas. Uno podría pasar un par de semanas buscando todos lo ejemplares de ellas en el hogar. Mis hijos jugaban por horas enteras con imanes. Conseguí unos pequeños imanes con agujeros en medio, y ellos los montaban en un lápiz con los polos arreglados de tal manera que parecían flotar. Fue la oportunidad de tener una conversación en cuanto a los polos magnéticos y la base de la electricidad. Otro día construímos brújulas, usando un imán para magnetizar agujas, haciéndolas flotar en un posillo de agua.
Se puede estudiar más en cuanto a la electricidad con la ayuda de pilas o baterías. También sirve la electricidad estática. Los niños notaron que si frotaban los globos en el pelo, se hacían magnéticas y se los podía pegar a la muralla. Luego una discusión en cuanto a relámpagos y otras formas de electricidad estática. Si tienen el privilegio de poseer un tren eléctrico, habrán muchas oportunidades para experimentar con la conducción de la electricidad. Fuimos a visitar una instalación hidroeléctrica relacionada con una presa de agua. Durante varios días, después de ese tour, los más pequeños hacían construcciones de tierra en el patio, llenando sus “presas” con agua y atravesándolas con pajas para semejar las instalaciones que habíamos visitado. Existe la electricidad biológica, demostrada por las luciérnagas y la anguila. Cada vez que late el corazón o tenemos un pensamiento, nuestro cuerpo transmite pequeños disparos de corriente eléctrica a través de los nervios.
Cuando los niños hacen preguntas en cuanto a la fuerza centrífuga (cuando no cae el agua de un balde que giran en torno de sí), o de la fricción (si se “quemaron” con una soga), encontraremos oportunidades para explicar los fenómenos. Usando la bicicleta crea oportunidad para el estudio del equilibrio y el centro de gravedad. Podemos experimentar en cuanto al traslado de información por medio del Internet. También se puede medir la temperatura y la presión atmosférica, notando las variedades de clima.
Lavando la loza, los niños aprenden en cuanto a las burbujas del jabón, la acción capilar, principios de flotación (masa), la presión atmosférica sobre un vaso vertido bajo el agua (que retiene el agua por cuanto del vacío que de otra manera se produciría). Se demoran más en completar el trabajo, pero van conociendo los efectos científicos de una manera cabal y cuerda.
Un experimento divertido que apunta el concepto de la tensión de superficie se hace de esta manera: 1) Se corta de una cartulina u otro papel grueso, trozos en forma de bote (un triángulo alargado). 2) Se prepara los botes aplicando un poco de jabón (no liquido) a la parte posterior del bote. 3) Se enjuaga el lavaplatos, y luego de llenarlo con agua limpia, se añade los barquitos. Andan por sí solos por un rato y luego descansan. Hay que cambiar el agua y entonces seguirán avanzando. La acción del jabón neutraliza la tensión y, como un elástico, da movimiento al barquito. ¿Qué pasa si hay un solo bote, en vez de dos o tres? Hay bichitos que corren por encima del agua en los pantanos. ¿Qué función tiene la tensión de superficie en ese caso?
Otros ejemplos: Se llena un vaso de agua hasta el colmo, y queda amontonada por encima de la orilla; pero si se toca con un dedo enjabonado, el agua se cae y queda plano. Se llena un posillo con agua limpia y se desparrama algún polvo liviano (el ají funciona bien). Después, se toca el agua con un palillo untado con jabón líquido. ¡Es espectacular lo que sucede!
La acústica es el estudio del sonido y las hondas sonoras. ¿Por qué cambia el sonido del tren o bocina del auto al acercarse y después alejarse? Se lo van a preguntar alguna vez. ¿Sabe dónde buscar la respuesta? Uno puede demostrar las hondas del sonido en las cuerdas de una guitarra. Si se lo toca livianamente en la mitad de la cuerda, se notarán dos hondas en vez del uno anterior. Se le llama nota armónica. Un diapasón sirve para probar la resonancia o no de cosas tales como la mesa, un libro, un sartén. Y en el baño se puede probar si el sonido viaja mejor por el aire o por el agua (tocando en la tina, teniendo los oídos bajo o fuera del agua).
Los niños pueden jugar con la luz: Hacer un periscopio con un par de espejos, notar los colores formados por un prisma (una gota de agua al sol también sirve), usar lentes para construir un telescopio, lupas para aumentar el tamaño (solitos parecen descubrir cómo iniciar incendios con una lupa…). Hay otras formas de luz, tales como ultravioleta e infrarrojo, luz fosfórico y fluorescente. De ahí se llega a rayos X, hondas de radio, microondas y radiación atómica. Y como hay mucha discusión hoy día en cuanto a los residuos nucleares y los daños a la salud relacionados con reactores nucleares, será fácil formar preguntas y aprender algo sacado de las noticias del día.
Como se ve, es casi imposible evitar de aprender algo en cuanto a la ciencia en el diario vivir en torno al hogar. Algunos de los científicos más destacados fueron educados en casa: Tomás Edison, Alberto Einstein, Benjamín Franklin, y varios otros. Y quien sabe si no fueron grandes y destacados por el hecho de haber recibido tal educación informal y natural.