Aprendiendo Naturalmente por Kathleen McCurdy
Se puede decir que una de las primeras preguntas que hacen los padres al contemplar la posibilidad de la educación en casa es: ¿Qué vamos a usar como textos o plan de estudios? Es como si preguntáramos qué microbús vamos a tomar, sin primero decidir el destino deseado. El enfrentar la responsabilidad por la educación de nuestros hijos es un gran desafío para muchos. Una puede sentirse inadecuada para la tarea y el salir de compras para elegir los libros parece casi una diversión. Pero examinemos primero otras consideraciones.
Algunos deciden educar a sus hijos quizás al sentir algún llamado divino. Muchos, al notar los resultados de la educación pública, deciden hacerlo por su cuenta. Al fin da lo mismo. Es un deber el educar a los hijos, y muchos piensan que si pudiesen hallar el mejor colegio, o ahora el mejor programa, o que sean los mejores textos… ¡ya todo quedaría bien! Para los padres que recién comienzan a asumir el deber, o para los hijos recientemente des-ingresados del colegio, tal vez será mejor continuar por un tiempo los estudios con el currículo, cambiando lentamente al estudio más natural.
No es necesario el uso de textos. Los padres no deben temer despojarse de los textos que después de todo están diseñados para uso profesional en los colegios. Si ya decidimos que la educación formal es inadecuada, no normal, ni necesaria ¿porqué imitarla? Vamos entonces a volver a la manera natural de aprender, la manera que conforma al diseño de la mente, la manera de aprender de los bebés y los niñitos pre-escolares—sin “beneficio” de currículo formal.
Y resulta que hasta los adultos aprenden mejor así, según Jay Gilbert, el presidente de una compañía para el desarrollo profesional en Nueva York. Según artículo publicado en Electronic Design de junio, 1986, el Sr. Gilbert cree que los estudios formales para el adelantamiento de gerentes e ingenieros gastan los recursos, malgastan el tiempo y no producen rendimiento según la inversión requerida.
La razón es: El modelo “escolar” para continuar la educación—enseñando cursos según el juicio de algún profesor en cuanto a lo necesario de aprender—cae en conflicto con todo lo que se conoce científicamente acerca de la manera en que los adultos logran aprender… En vez de profesores y libros de texto, Gilbert aconseja, prueben usar proyectos relacionados al trabajo… . De hecho, dice Gilbert, como los proyectos están correlacionados con necesidades reales e inmediatas del trabajo, los ingenieros desarrollarán automáticamente el sentido de tecnología propietaria y de participación que la tutoría nunca iba a proporcionarles.
Por supuesto que los niños aprenden en la misma forma que los adultos. Lo que la ciencia conoce en cuanto a la mente humana se describe en los escritos de Leslie Hart, cuyo artículo en Educational Leadership, de marzo, 1981, nota lo siguiente: “El cerebro humano tiene la naturaleza de un poderoso mecanismo para extraer el diseño de todo.” El profesor Hart apunta que los niños aprenden la gramática de su lengua sin más que escuchando y ensayando la conversación de los adultos que lo rodean. “Si un chico de 4 años puede discernir el diseño de la construcción de los verbos y los plurales [añadiendo ‘ía’ en ‘sabía’ y ‘tenía’, y poniendo la ‘s’ final cuando hay más de uno] simplemente escuchando el hablar de adultos ¿porqué hay que proporcionarles en el colegio los libros para lectura que tienen limitados y aun pequeños vocabularios, y tratar de descomponer otros temas a porciones infantiles de igual manera?”
La mente diseñada para el auto-aprendizaje. Si los niños aprenden a hablar, a caminar, a vestirse y alimentarse, llegando a tener la destreza de uno que cumple cinco años sin más que el modelo y el estímulo de sus padres ¿acaso no continuarán, como dice Hart, “sondeando, explorando, examinando, investigando, probando” para tomar el sentido de su mundo? hasta o a menos que “se encuentran cautivos en un escritorio de la escuela, forzados a escuchar y estar quietos, obligados a hacer lo que se les diga, y a comenzar y terminar todo según se les ordena.” Hart concluye: “Estas son condiciones cerebro-antagonistas y bajo ellas el aprendizaje se para en seco.”
Hay otro problemita incluido en la ruta del currículo y es que una vez gastado el dinero, una se ve obligada a concernirse con sacar el mejor provecho de su inversión. Así que nos preocupamos en completar el libro y cubrir toda la materia, dejando de pensar en que se olvidan de lo que no les interesa, de que pasamos por alto las oportunidades para aprender lo que viene más al caso en su experiencia porque todavía hay que preparase para una prueba… . Y así nos esclavizamos nuevamente en un sistema diseñado por personas que nunca conocieron a nuestros hijos ni pueden anticipar lo que les será más importante en la vida, la vida que nuestro hijos escogerán para sí.
La mejor educación. ¿Qué vamos a usar entonces? Visite la biblioteca. Compre libros que le son interesantes a su hijo. Los textos de su propia educación pueden servir de libros de referencia al buscar respuestas a las preguntas que se presentan. La enciclopedia y ahora el computador son herramientas muy útiles, y especialmente un buen diccionario. En el esfuerzo a contestar las preguntas de los hijos, una se asombra de lo poco que recordamos de nuestros años en el colegio.
La mejor educación es simplemente contestar a las preguntas y ayudarles a buscar las respuestas. Por demás, los padres pueden crear más oportunidades para las preguntas. Por ejemplo, al leerles relatos en cuanto a los exploradores, se les ocurrirá preguntas en cuanto a la geografía o la ciencia. Visitando al museo engendrará preguntas en cuanto a la historia—y quizás otro viaje a la biblioteca. Y en relación al trabajo, al lavar la loza por ejemplo, se presentarán oportunidades para conversar acerca de las propiedades del jabón, el agua y otros aspectos de la física.
Esta manera de aprender es efectiva, eficiente y casi sin esfuerzo. Los padres guían a los hijos, no perdiendo oportunidad de ayudarles a satisfacer la curiosidad (sin sobrepasarse hasta alcanzar a aburrirles, por supuesto). Los resultados serán prontamente evidentes. El niño mostrará un progreso asombroso y fácilmente sobrepasará a sus previos compañeros. El niño que tiene preguntas ya tiene la razón para aprender—su curiosidad. Nunca se olvidará de lo que él desea conocer. Por lo tanto, hágase usted algunas preguntas antes de preocuparse por la compra del currículo.
Nos preguntamos. ¿Cuál es la meta a la cual apuntamos para la educación de nuestro hijo? Si es un diploma, basta aprobar los exámenes de fin de año. Si deseamos proveer una educación superior a lo común ¿porqué no confiar en ese magnífico cerebro que nació ya motivado para aprender? (Hart) ¿Existe un mejor plan que la “reforma educacional” corriente? Sí, el método usado por todas las edades de cariñosos padres guiando a sus hijos. ¿Qué currículo usaron los padres de famosos tales como Abraham Lincoln, Thomas Edison, Leonardo da Vinci, Moisés, y muchos otros personajes que han adelantado nuestra sociedad? Lea sus biografías—estos y muchos otros aprendieron en casa. Fueron autodidactos que pensaron por sí mismo. Y ¿qué es lo peor que puede ocurrir si no uso libros de texto y simplemente me ocupo en contestar las preguntas de mis hijos? Pues, algunos días quizás no se hacen las camas porque hay tantas preguntas. Y lo mejor que podría suceder es que vamos a llegar a conocer personas maravillosas, nuestros hijos. Y nosotros como padres recibiremos una mejor educación al esforzarnos para ayudarles.
Y si todavía quiere hacer compras educacionales, he aquí una lista. No son requeridas estas cosas, y es posible que ya tiene varias de ellas. Tampoco se pretende que sea una lista completa, pero le dará ideas y es para comenzar:
- Juego de enciclopedia (puede ser de segunda mano)
- Microscopio, o por lo menos una lupa
- Mapas: del vecindario o ciudad, del país, y mundial
- Libros guías en cuanto a pájaros, flores, minerales, etc.
- Un globo terráqueo
- Telescopio, mapas de las estrellas y constelaciones
- Máquina para escuchar grabaciones de música y de libros
- Herramientas para el jardín, semillas para plantar
- Instrumentos de música, aunque sea una flauta o guitarra
- Libros de música y cancioneros
- Computador
- Conexión al Internet
- Compás, regla, calculadora
- Algunos juegos de ingenio para la matemática, de ajedrez, naipes, Monopolio
- Suscripción a revistas científicas o literarias para niños
- Juegos de experimentos químicos o de la física
- Pinturas, lápices para dibujar y pintar
- Materiales para hacer arte y artesanía
- Animales domésticos, mascotas (aunque sea un pececito)
- Juegos de construcción, Legos, etc.
- Herramientas: martillo, alicates, clavos, madera, etc.
- Utensilios de cocina
- Máquina para cocer
- Un vehículo echado a perder ú otros aparatos (TV, radio, plancha) para desarmar
- Un lugar al campo…
“En nuestro estilo de vida moderno los niños quedan privados no solamente
de sus padres, sino de personas en general… .Es principalmente por medio del observar, jugar, y trabajar con otros mayores
y menores de sí, que el niño puede descubrir lo que puede hacer por sí,
a la vez de lo que puede llegar a ser… .De manera que el relegar a los niños a un mundo infantil
es privarles de su humanidad.”–Urie Bronfenbrenner